Por Ramón Morales Amate
Todos
sabemos que si queremos comernos una naranja, primero tenemos que
pelarla, pero en alguna parte podemos comernos su interior sin
necesidad de desprendernos de su cáscara… ¿dónde?
Imaginemos
que viviésemos en un mundo unidimensional, es decir en una línea
recta. Las personas seríamos puntos y la naranja un segmento, cuyos
extremos serían la cáscara. Si el punto, que es una persona, se
acerca a la naranja encontrará que no puede acceder a su interior
puesto que se encuentra con otro punto que es parte de la cáscara.
Para pasar al interior de la naranja bastaría con que la persona
saliera de la recta y diera la vuelta a la cáscara, pero ya hemos
hecho uso de una nueva dimensión, es decir, el problema se resuelve
en un mundo de 2 dimensiones.
Imaginemos
ahora que nuestro mundo fuera bidimensional, esto es, un plano. Las
personas serían por tanto muñecos planos y la naranja sería un
círculo cuya circunferencia que la rodea sería la cáscara. Por
mucho que la persona plana rodeara la naranja no conseguiría acceder
a su interior, sin embargo si pudiera dar un salto lograría meterse
dentro del círculo o dicho de otra forma lograría meter la mano en
el interior de la naranja sin romper la cáscara. Pero para hacer
esto se hace uso de una tercera dimensión, la altura.
Por último,
nuestro mundo real es tridimensional y las personas somos también
seres de tres dimensiones. La naranja es ahora un cuerpo, digamos
esférico, veamos cómo podemos acceder a su interior. Para ello
repasemos los razonamientos hechos hasta ahora:
- Si el mundo es de dimensión 1 (una recta), la cáscara es de dimensión 0 (un punto) y podemos acceder al interior de la naranja sin pelarla pasando por la dimensión 2.
- Si el mundo es de dimensión 2 (un plano), la cáscara es de dimensión 1 (una línea, cerrada en forma de circunferencia) y podemos acceder al interior de la naranja sin pelarla pasando por la dimensión 3.
Luego
entonces, si inferimos esta regla, en nuestro mundo, que es de
dimensión 3, la cáscara es de dimensión 2 (una superficie de forma
aproximadamente esférica) podremos acceder a su interior sin pelarla
pasando por la dimensión 4.
Esto nos
dice que en la cuarta dimensión podemos acceder al interior de un
espacio que esté herméticamente cerrado sin necesidad de romper el
material de su frontera. Luego no sólo podremos comernos una naranja
sin pelarla, sino que podremos pasar al interior de una casa que
tenga todas sus puertas y ventanas cerradas sin abrirlas ni romper
ninguna pared, o coger todo el dinero almacenado en el interior de
una caja fuerte sin saber su combinación secreta, ni abrirla ni
romper ninguna de sus paredes. Ya puedes tú imaginar muchos más
ejemplos de cosas que se pueden hacer en un mundo de cuatro
dimensiones que no en uno de tres. La vida en mundos
cuatridimensionales ha apasionado a muchos matemáticos y físicos
que estudian el Universo, incluso esta idea ha llegado al cine de la
mano de la saga de películas Cube
donde los protagonistas viven encerrados en un gigantesco cubo de
cuatro dimensiones.